Aunque la mayoría de personas crecen bajo estándares de belleza eurocentristas promovidos por la publicidad y los medios de comunicación, destacar que para los integrantes de la comunidad LGBT+, cumplir con esta convencionalidad física es especialmente un problema, dado que no sólo se enfrentan al juicio y la discriminación de la sociedad en general, sino también al rechazo dentro de su propia comunidad si no se ajustan a la norma del gay hegemónico.
Parece que satisfacer ciertos cánones estéticos ha acabado por convertirse en un requisito implícito de muchos espacios destinados al colectivo LGBT+ para ser aceptado y considerado parte del grupo, por lo que cuerpos como el del hombre blanco, musculoso, delgado y masculino son los únicos considerados como el idóneo por la lógica del consumo.
Evidentemente, una de las primeras formas en las que impacta esta única representación del gay tolerable, es decir aquel que se ajusta a ciertos estándares, se ve reflejada en aplicaciones de citas gay como Grindr, ya que algunos perfiles utilizan leyendas basadas en descripciones que dicen “sólo similares”, “no gordos”, “no afeminados”, entre otros términos despectivos.
De manera directa, aquellas frases perpetúan rechazo hacia cierto grupo de personas que no encajan en un perfil hegemónico por su tipo de cuerpo, color de piel, apariencia física u otras características, generando así efectos psicológicos negativos en la salud mental de quienes son rechazados de estos parámetros superficiales, tales como una baja autoestima, ansiedad, depresión, trastornos alimenticios, etc.
De acuerdo con la Doctora Pamela K. Keel y su colega Christopher J. Russel, en su manuscrito “Trastornos alimentarios en diversas poblaciones de lesbianas, gays y bisexuales” el 14% de la población masculina homosexual sufre de bulimia, mientras que el 20% padece anorexia. En este mismo documento, se concluye que todos los hombres gay que fueron encuestados presentan niveles altos de depresión y rechazo hacia su cuerpo.
Encontrándole una razón al problema, se destaca que a menudo, las personas LGBT+ desarrollan su personalidad en momentos en los que constantemente sufren de rechazo por su orientación sexual e identidad de género, por ello, al crecer bajo la imagen del gay tolerable (si es normativo es atractivo), surge la necesidad de compensarlo tratando de agradar al mayor número de personas posibles.
Ante ello, la investigación titulada “Imagen corporal masculina: el papel de la orientación sexual y el índice de masa corporal en cinco estudios nacionales de EE. UU.”, menciona que el 45% de los hombres gay se encuentran insatisfechos con su cuerpo, puesto que necesitan constantemente de la validación externa que glorifica la juventud, la delgadez, la masculinidad y atractivo físico.
Cabe recalcar que la representación hegemónica del gay tolerable, plasma una visión muy limitada de lo que significa ser parte de la comunidad LGBT+, puesto que este modelo se centra en individuos que excluyen otras experiencias del colectivo, creando expectativas poco realistas sobre cómo debe lucir o comportase la homosexualidad, la bisexualidad e incluso la transexualidad.
En congruencia, esto genera una narrativa única que no refleja la realidad de las personas LGBT+ en su totalidad, promoviendo de esta manera, la falta de compresión y validación de las diferentes identidades y experiencias de aquellos que no encajan en la norma del gay hegemónico, blanco y masculino.
Es por ello que, promover la descolonización sobre el precepto de belleza actual dentro de la comunidad LGBT+ permite visibilizar la diversidad de cuerpos, etnias, expresiones y circunstancias que viven las personas del colectivo LGBT+, pues al desafiar las nociones restrictivas de los cánones perfectos, es posible celebrar la belleza en todas sus formas.
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